martes, 28 de mayo de 2013

Desigualdad sexista en el lenguaje periodístico y en la educación



Las instituciones educativas siguen siendo hoy espacios en los que se genera desigualdad de las mujeres en el ámbito social.
Son acciones invisibilizadas a través de mecanismos difíciles de. Lo mismo sucede en el ámbito del periodismo y los medios de comunicación tal y como se aprecia en el día a día y como han demostrado numerosos análisis de los discursos mediáticos desde una perspectiva de género.

Los medios de comunicación, como actores clave en la construcción de agenda, priorizan y seleccionan la información que será parte del debate público. Los periodistas escogen elementos de la realidad y deciden cómo comunicar aquello que se considera noticioso. Es en esta parte del proceso en la los medios reflejan y reproducen la discriminación también de género, tanto en la forma y los contenidos de las noticias, de los distintos géneros periodísticos o tipos de programas, como en la propia práctica periodística.

Esta desigualdad se aprecia no solo de cómo tratan los medios las representaciones de hombres y mujeres (desde el lenguaje, el tipo de noticias, etc.), sino también a través del instituciones, organizaciones internacionales y de numerosas  investigaciones e informes llevadas a cabo desde el último cuarto del siglo XX, e impulsadas por las propias mujeres.

El objetivo es denunciar la desigualdad de hombres y mujeres en los medios y que la  comunicación que se ajuste a la valía de sus aportaciones que durante siglos han sido dominio de los hombres.

El periodismo propone a los periodistas que analicen la información con la que trabajan y que se pregunten si afecta de manera diferente a mujeres y varones teniendo en cuenta la construcción social sobre sus roles en la sociedad. Además de la situación de desigualdad que existe entre hombres y mujeres de la comunicación el otro problema tiene que ver con cómo se representa la mujer en los medios de comunicación ya que es común que las mujeres sean objeto de sensacionalismo dentro de una práctica periodística en el que el lenguaje, verbal y audiovisual construye la realidad y con el que se produce el sexismo

Reflexionar sobre el proceso de construcción de noticias y sus impactos debiera ser un desafío para toda la comunidad periodística.

Los patrones culturales, previamente establecidos y heredados de nuestros antepasados, dictaminan e institucionalizan conceptos discriminatorios hacia la mujer y persisten en la sociedad actual del siglo XXI.

Los tiempos cambian y algunos valores que transmiten los medios aún no han sido modificados para adaptarse a la realidad en que se vive. El género femenino ocupa un puesto importante en el ámbito laboral y el discurso de los medios sigue transmitiendo un esquema diferente, un sistema donde la mujer es relegada y pasa a un segundo plano, excepto cuando se trata de “atraer lectores” con imágenes provocativas.

En esta época las mujeres juegan roles cada vez más importantes en todo ámbito de la vida; Sin embargo muchas instituciones mediáticas como los colegios o los medios de comunicación continúan rigiéndose por un sistema discriminativo y el lenguaje que utilizan en sus notas informativas es excluyente para el género femenino.
                                 


El lenguaje es controlador del poder. En la mayoría de los artículos de periódico se excluyen títulos y profesiones de las mujeres, pero no de los hombres. No se utilizan títulos profesionales en femenino y esto crea la invisibilización de la mujer. Este lenguaje transmitido por los medios, generan actitudes, valores y forman creencias que se reflejan en la rutina diaria y el trato entre las personas.

El lenguaje es donde se determina y se forma la imagen de cada persona construido  de manera individual y de su propia experiencia.
El efecto que el uso sexista del lenguaje tiene en la perpetuación de valores y estereotipos que perjudican los objetivos de igualdad de la mitad femenina de la población.

El lenguaje es fruto de una historia marcada por una visión androcéntrica del mundo que ha discriminado a las mujeres y las ha condenado a la invisibilidad.

Los medios de comunicación social son referentes para la construcción de identidades para la formación de nuestras mentalidades, crean ideología y, por tanto, deberían de evitar reproducir los estereotipos y los prejuicios que se dan en la sociedad.

La socialización de las masas está cimentada por instituciones aspectos entre los que están la familia, la educación, la religión y los medios de comunicación. Así, la familia es la principal fuente de culturización y transmisora de valores en el hogar, y luego la educación que se da en los diferentes centros escolares es donde se crean los principales conceptos para las diferentes actividades que deben realizar en la sociedad.

Las sociedades han venido cambiando con según el tiempo pero hasta hace pocas décadas todo giraba alrededor del hombre y eran ellos quienes se encargaban de dictaminar leyes para la educación tanto de la familia como para el Estado, dejando atrás el verdadero rol de una mujer, siendo una persona pasiva que no tenía voz.

La sociedad ha impuesto actitudes, valores, creencias, estilos y formas de vida que se vuelven relevantes a la hora de presentar una información en los medios de comunicación. Por lo que se considera importante mencionar que las feministas consideran que la información presentada por los medios de comunicación deben integrar normas que reconozcan la importancia del tratamiento del género.

La indiferencia en la gramática para referirse a la mujer, la omisión de su nombre y cargo de una profesional son ejemplos de la discriminación de género que están presentes en las informaciones publicadas de los medios impresos.

Hay autores que precisan que el papel de la mujer en el día a día es un suceso importante que merece hacer inflexión en el lenguaje para su modificación y por lo cual “emplear un lenguaje libre de sexismo es un asunto central para los feminismos y para cualquier sociedad moderna que promueva la igualdad entre mujeres y hombres. Por ejemplo en el ámbito de la educación podemos ver el sexismo en los libros de texto escolares.

Los textos escolares promueven el matrimonio y la maternidad como objetivos supremos para la realización personal. A la capacidad de proporcionar afecto como la principal virtud femenina. Que el bienestar psicológico de la familia depende de la mujer y que ella, como madre-esposa, debe sacrificarse por su familia. Muchos hombres y pocas mujeres aparecen en los libros de texto. Ellos son científicos; ellas, madres. Los textos actuales siguen ofreciendo una imagen distorsionada del equilibrio de sexos en la sociedad.

Tres de cada cuatro personajes que aparecen en ellos son hombres. En el caso de personas reconocidas por su aportación a la historia, la cifra asciende al 95%. Los hombres desarrollan 344 profesiones distintas, y las mujeres, 94, y ellos suelen tener trabajos relacionados con el poder y la creación artística o cultural, mientras que ellas hacen de madre, o artista.
Con esto, se fomentan los estereotipos sexistas en plena época de formación de los jóvenes, se deja a las niñas sin estímulos ni referentes de su sexo y se provoca que los niños no encuentren razones para dar más importancia a las mujeres.

El tipo de familia que aparece en los libros de texto responde a una imagen absolutamente convencional destinada a reproducir los diferentes roles y funciones del hombre y de la mujer. No hay lugar para la madre que trabaja, para el padre que realiza tareas domésticas, ni para los padres separados, ni solteros, Todas estas situaciones quedan reducidas o desplazadas al campo de lo anormal, marginal o no natural.

La utilización de un lenguaje masculino en el que según el uso se incluye a ambos sexos, aparece muy frecuentemente por el uso del genérico plural, produciendo un detrimento de la presencia femenina.
La mitad de la población femenina no está debidamente representada en los textos didácticos pues, siendo que la población mundial está dividida aproximadamente en la mitad de hombres y de mujeres.


EJEMPLO: Mi mamá me mima

MI MAMA ME MIMA, MI PAPA FUMA PIPA:  Son oraciones de textos escolares con los que millones de niños y niñas de habla en nuestro país aprenden no sólo a leer y escribir sino a ver como natural una realidad igualmente trivial: el sexismo, la discriminación de la mujer frente al hombre. El sistema educativo y, en particular, los textos escolares, suelen ser portadores privilegiados de este problema.

Los niños de ambos sexos imitan los modelos observados, incluyendo los presentados en los libros de texto. El contacto con materiales sexistas puede aumentar este tipo de actitudes, especialmente a temprana edad.
Niñas y niños tienden de manera irresistible a seguir los modelos propuestos, principalmente cuando se les ofrecen como indiscutibles y tan evidentes que no necesitan ni siquiera ser formulados.

Por ello, en el siglo XXI, es necesario establecer una cultura de equidad de género por los medios masivos de comunicación a todas las sociedades.


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